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martes, 23 de abril de 2013

Inflar los egresos y subestimar los ingresos


Hidrocarburos, grave problema de las finanzas públicas
Parecería haberse creado en el gobierno federal la perniciosa práctica de inflar los egresos y subestimar los ingresos
Tal vez se dé lugar a la fijación de precios de acuerdo con el mercado, como ocurre en los países desarrollados

De nada sirvió el sacrificio social de los últimos años por los incrementos mensuales de entre 4 y 11 centavos por litro a la gasolina y el diésel, toda vez que hay indicios de sobrefacturación de los subsidios por concepto de ventas internas de gasolina y diésel, y subfacturación de los gravámenes por ventas internas y externas de hidrocarburos, refiere el doctor Roberto Gutiérrez Rodríguez, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el artículo publicado en torno al tema, sostuvo que en un intento por justificar el nuevo incremento a los precios de las gasolinas y el diésel que entró en vigor a partir del 2 de marzo pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) declaró que en enero del mismo año los ingresos petroleros del gobierno federal habían sufrido la más fuerte caída anualizada desde 2009.
Sin embargo al confrontar las cifras de la SHCP con las de Pemex, se observa que los ingresos por ventas internas y externas de la entidad crecieron ligeramente respecto al mismo periodo del año anterior.
Esto resulta consistente con los niveles de producción de crudo por casi 2.6 millones de barriles diarios (MBD), ventas internas crecientes y exportaciones por casi 1.3 MBD, mientras el precio del crudo exportado (casi la mitad del que se produjo, sin importar que se registran importaciones netas de gasolinas y diésel) fue superior en 15 dólares por barril al precio presupuestado por el Congreso en diciembre de 2012.
En este sentido, a juicio del profesor de Economía Mexicana, parecería haberse creado en el gobierno federal la perniciosa práctica de inflar los egresos y subestimar los ingresos a fin de contar con recursos no declarados y por lo tanto no tener que repartir excedentes presupuestales a los estados y municipios.
La persistencia de dudas respecto a la transparencia del subsidio se debe a que desde diciembre de 2012 los precios de las gasolinas y el diésel de México superan a los de la costa Golfo de Estados Unidos, lo que implicaría que hace cuatro meses llegó a su fin el subsidio, y por tanto, la SHCP ya no debería registrar egresos por este concepto en las cuentas del sector público.
Empero, explica el profesor de la Unidad Iztapalapa, hay que reconocer que las cifras del documento Las Finanzas Públicas y la Deuda a enero de 2013 significan un avance respecto a lo que se había publicado hasta el cierre de 2012, ya que el subsidio se reporta en niveles mínimos.
Tal vez esto dé lugar a la fijación de precios de acuerdo con el mercado, como ocurre en los países desarrollados. En tal caso, el subsidio generalizado deberá sustituirse por uno focalizado con el fin de apoyar a las personas de bajos ingresos que dependen del transporte para su negocio o tienen vehículos de trabajo.
El experto en economía de los energéticos aclara que en 2012, último año de la administración de Calderón, el supuesto costo del subsidio superó ocho veces a la cifra presupuestada: de los 26.2 miles de millones de pesos estimados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2012 se pasó a una cifra “observada” de 203.1 miles de millones.
Esta grandilocuencia, en la que hay muchos miles de millones de por medio, ya se había observado en la Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2011, como recientemente detectó la Auditoría Superior de la Federación en su análisis correspondiente.
Y concluye que es deseable que con la nueva administración no sólo se reconozca en el corto plazo la desaparición del subsidio a las gasolinas y diésel, lo que implicará aceptar que el incremento mensual de precios a dichos carburantes ha tenido sentido, sino que se dejen de subfacturar los ingresos por ventas internas y externas de crudo, petrolíferos y petroquímicos.
Para ello, habrá que revisar la afirmación del documento Las Finanzas Públicas y la Deuda a enero de 2013 en el sentido de que disminuyó de 33 por ciento en enero de 2012 a 28 por ciento en enero de 2013 la participación de los gravámenes a Pemex en los ingresos presupuestales del gobierno federal.
Evidentemente se trata de un cálculo inaceptable toda vez que Pemex es una entidad a la que se grava directamente, por lo que no es justificable que haya quedado a deber impuestos al Sistema de Administración Tributaria en enero de 2013.

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