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jueves, 9 de mayo de 2013

El proyecto europeo es un fracaso total

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La UE, creada según criterios económicos, políticos y geopolíticos, debe juzgarse según esos mismos criterios. Y el veredicto del historiador británico Niall Ferguson es inapelable.

Hay veintitrés formas de decir gracias en la Unión Europea y creo que este hecho explica por sí solo por qué el experimento europeo ha acabado siendo un fracaso. ¿Recuerdan esos experimentos que solíamos hacer de niños con un juego de química? Íbamos añadiendo sustancias químicas, una tras otras, para ver si finalmente se producía una explosión. Eso es lo que han hecho con Europa. Todo empezó con seis y no era suficiente. Pasaron a nueve... y nada. Con diez... un poco de humo, nada más. Doce... y nada. Quince... y todavía nada. Veinticinco... empezaban las burbujas. Y con veintisiete... ¡la explosión!
Estoy totalmente seguro de que Lord Mandelson y Daniel Cohn-Bendit les dirán que el experimento europeo ha sido un éxito porque Europa ha estado en paz desde comienzos de la década de los cincuenta. Pero ¿podríamos dejar a un lado esa historia? La integración europea no ha tenido absolutamente nada que ver con la paz en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Eso ha sido un logro de la OTAN. La creación de la Unión Europea no era una cuestión de guerra y paz, de lo contrario, se habría creado una Comunidad de Defensa Europea, algo que vetó la Asamblea Nacional Francesa en 1954.

Valoración económica

Europa debe juzgarse en términos económicos, ya que sus propios criterios siempre han sido económicos. ¿Y cuál es el resultado? En la década de los cincuenta, la economía de la Europa integrada creció un 4%. En los sesenta, fue más o menos lo mismo. En los setenta, el crecimiento fue del 2,8%; en los ochenta, descendió al 2,1%; en los noventa, sólo era del 1,7%: y así sucesivamente, hasta llegar a cero.
A medida que avanzaba la integración europea, su crecimiento iba disminuyendo. El porcentaje de Europa en el PIB global ha caído desde 1980 del 31% a sólo el 19%. Desde 1980, la UE ha crecido más rápido que Estados Unidos sólo en nueve de treinta y dos años. Su tasa de desempleo nunca ha sido inferior a la de Estados Unidos.
¿Alguno de ustedes son inversores? ¿Cuáles han sido los peores mercados de valores de los últimos diez años? Han sido Grecia, Irlanda, Italia, Finlandia, Portugal, Países Bajos y Bélgica, los peores del mundo. Y además de todo esto, tenemos la unión monetaria, el último experimento que ha fracasado.
Se lo advertimos, señoras y señores. Dijimos, si creáis una unión monetaria sin una integración del mercado laboral y sin un federalismo fiscal, acabará estallando todo. Yo lo predije en el año 2000. Se está produciendo ahora, en tiempo real, en un laboratorio de química, al otro lado del Atlántico.
Pero también ha sido un experimento político fallido. ¿Saben de qué se trataba ese experimento? El experimento consistía en ver si se podía obligar a los europeos a crear una unión aún más estrecha, en contra de su voluntad, con medios económicos, porque los medios políticos habían fracasado.

Pérdida de legitimidad política

Y cuando los pueblos europeos votaron en contra de una mayor integración, les dijeron a sus respectivos Gobiernos que lo volvieran a intentar. Es lo que les ocurrió a los daneses en 1992 y a los irlandeses dos veces, en 2001 y de nuevo en 2008. Sus ciudadanos dieron la respuesta incorrecta en el referéndum, por lo que los Gobiernos simplemente convocaron otro. Esto nos da una pista sobre por qué ha fracasado este experimento: porque ha perdido su legitimidad política. Y no sólo lo hemos visto en Grecia, sino en un Gobierno tras otro por toda Europa. Trece han caído desde que comenzara la crisis hace dos años y otros más seguirán en los próximos meses.
Por último, el experimento europeo ha sido un fracaso geopolítico. Se suponía que la Unión Europea actuaría como contrapeso a Estados Unidos. ¿Recuerdan el discurso de Jacques Poosde en 1991 sobre “la hora de Europa”, en el que anunciaba que Europa iba a resolver la guerra en Bosnia? [En realidad lo dijo después de que estallara la guerra en Eslovenia y Croacia] Sí, eso se suponía que era en 1991. Pero esa guerra se saldó con cien mil personas muertas y 2,2 millones de desplazados y el conflicto no acabó hasta que Estados Unidos finalmente intervino para poner orden.
Henry Kissinger preguntó una vez, “¿A quién llamo si quiero hablar con Europa?”. La respuesta llegó varios años más tarde: tiene que llamar a la baronesa Ashton de Upholland. Nadie había oído hablar de ella jamás, ni ella se había pronunciado nunca. Señoras y señores, ustedes son canadienses. Saben lo difícil que resulta gestionar un sistema federal con sólo diez provincias y sólo dos idiomas; por ello entenderán mejor que la mayoría de las personas por qué el experimento europeo, con veintisiete países y veintitrés idiomas distintos ha acabado siendo un fracaso atroz. Por suerte, aquí en Canadá ahora sólo tengo que usar dos o quizás tres palabras. Thank you y merci.

Este artículo es la transcripción de la intervención de Niall Ferguson como orador en el Munk Debate sobre el tema “¿Ha fracasado el experimento europeo?”. Fue parte de la historia de portada de la revista IL de Il Sole 24 Ore, con el título “Ataque a Europa”, publicada en abril de 2013.

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