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viernes, 1 de febrero de 2013

Hillary Clinton deja la diplomacia de EUA con un ojo en la Casa Blanca

WASHINGTON (AFP)

La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton abandona este viernes su cargo tras haberle dado un giro de 180° a la diplomacia estadounidense y a su política exterior, grandes logros que la habilitarían a disputar la Casa Blanca en 2016 pero sobre lo que todavía permanece indefinida.

Clinton abandona el cargo en el pico de su popularidad, tras haber defendido a capa y espada durante cuatro años la política diplomática de Barack Obama.

Pero si bien los analistas le reconocen un profesionalismo, una energía y un carisma "excepcionales" para enarbolar los valores e intereses de la primera potencia mundial, tienen más dificultades para atribuirle grandes éxitos personales o estrepitosos fracasos.

A la hora de pasar raya, la abogada que fue primera dama, senadora y candidata a las primarias demócratas para las presidenciales de 2008 ha recibido una lluvia de elogios en su última semana en el puesto: recepciones, ovaciones de su personal, conferencias, entrevistas con la prensa e incluso una reunión con Obama, que la definió como "una de las mejores secretarias de Estado" de la historia de Estados Unidos.

Por su parte, Clinton afirmó el jueves estar "orgullosa" de haber sido la portavoz de un "Estados Unidos más fuerte en casa y más respetado en el mundo" gracias a "una forma diferente de hacer diplomacia".

Recordó también la herencia dejada por el expresidente George W. Bush (2001-2009) cuando Obama le confió el cargo: "Dos guerras, una economía en caída libre, alianzas débiles, un estatus diplomático herido y muchas interrogantes en el mundo sobre los valores de Estados Unidos".

Cuatro años más tarde, Clinton se jacta de haber "revitalizado la diplomacia estadounidense y consolidado sus alianzas" y de haber aportado su granito de arena a los retiros de Irak y pronto de Afganistán, a la eliminación de Osama bin Laden, a la intervención en Libia, al apoyo de la Primavera árabe, al aislamiento de Corea del Norte e Irán, al reequilibrio con Asia y el acercamiento con Europa, América Latina y África.

La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton abandona este viernes su cargo tras haberle dado un giro de 180° a la diplomacia estadounidense y a su política exterior, grandes logros que la habilitarían a disputar la Casa Blanca en 2016 pero sobre lo que todavía permanece indefinida.

"En 2009, se debía reconstruir todo, Estados Unidos salía de una década horrible. (...) Ella restauró la imagen de Estados Unidos en el mundo, eso es incuestionable", afirma un diplomático occidental.

Clinton "rock star"

El exembajador estadounidense en Israel Martin Indyk admira también "la fuerza de la política Clinton, que rehabilitó las relaciones exteriores de Estados Unidos con los dirigentes, así como con sus pueblos".

Con un récord de 112 países visitados, aplaudida en Kosovo, Camboya, India y Malaui, esta adepta a la "diplomacia de influencia (...) es una rock star en su manera de querer estar en todo, aportando mucho a un presidente que no tiene el tiempo, ni el gusto para hacerlo como ella", afirma Indyk, analista de la Brookings Institution.

Incansable defensora de los derechos de las mujeres y los homosexuales, de la salud y la libertad en internet, Clinton parte sin haber otorgado su nombre a un gran informe diplomático. Para el profesor Aaron David Miller, del Wilson Center, esto sucedió porque Obama le dejó poco espacio y porque "nunca desde Richard Nixon (1969-1974) un presidente controló tanto la política exterior".

Si bien los analistas le reconocen un profesionalismo, una energía y un carisma "excepcionales" para enarbolar los valores e intereses de la primera potencia mundial, tienen más dificultades para atribuirle grandes éxitos personales o estrepitosos fracasos.

Clinton deja el cargo así con una popularidad del 69%, mayor que su presidente, opiniones a favor que la señalan como una buena candidata para las presidenciales de 2016.

Sin embargo, esta semana consiguió eludir todas las preguntas sobre su futuro político, asegurando que por el momento tan sólo piensa en "recuperar" sus "20 años de sueño perdidos".

"Si decide candidatearse, es invencible en las primarias demócratas", estima el diplomático, que sin embargo ve "dos frenos" a su carrera: "la mancha política del tema Bengasi y su salud".

A sus 65 años, Clinton reconoció estar "agotada" y pasó el Año Nuevo en el hospital tras sufrir un coágulo sanguíneo en la cabeza luego de una caída en diciembre.

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