En los últimos años los países de América Latina han pasado de ser origen de la trata de personas o de formas de esclavitud moderna, a convertirse en tránsito y destino de las víctimas.
Ese delito sigue siendo una asignatura pendiente para los gobiernos, subrayaron los participantes del III Congreso Latinoamericano sobre el tema celebrado en Bogotá que reunió a expertos en la materia para elaborar respuestas efectivas para combatir el flagelo.
El encuentro, organizado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en Colombia, contó con la participación especial de la relatora de la ONU sobre la trata y el tráfico de personas, Joy Ngozi Ezeilo.
Una de las participantes fue Jessica Belardes del Centro de Capacitación y Servicio para la Mujer, CECASEM en Bolivia.
“A nivel Sudamérica se ha notado que Argentina es uno de los países que más reporta casos de trata de personas, después tenemos el caso de Perú, después de Colombia. Depende la característica, hay países que son de origen, que expulsan a las víctimas, otros que solamente son de paso, y otros que son obviamente un país de destino”.
Según datos circulados durante la reunión los casos más frecuentes son de trata con fines de explotación sexual y laboral, que incluyen empleos en el sector textil, de la minería o agrícola. Le sigue una alarmante proliferación de trata para la mendicidad infantil y para el servicio doméstico.
ONU
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